jueves, 12 de diciembre de 2013

Experiencias en el ministerio – Reflexión

Está demás decir que el ministerio pastoral adventista no es igual al ministerio de las iglesias protestantes en general, no obstante, hay principios básicos que pueden asemejarse. En ese sentido comparto con ustedes un artículo interesante que bien podría ser de mucha ayuda para nuestro ministerio. A continuación las reflexiones tal como se presenta en Blog Para Líderes:


Te invitamos a leer esta reflexión que nos comparte nuestro colaborador Julio Cruz acerca de su experiencia en el ministerio y como de estas experiencias y situaciones ha podido aprender.
Aquí te van algunas cosas que he aprendido en estos años de ministerio. Espero te sean útil.
1. No tomes el ministerio como una carrera profesional
Si has considerado que el ministerio es como una labor en lo secular, en la que tú tienes que hacer carrera y así te irán reconociendo los demás para llevarte al máximo puesto. Mejor cambia de ‘profesión’.
No puedes olvidar que el ministerio no es una carrera en la que empiezas como maestro de escuela dominical, para luego ser líder de jóvenes, y luego evangelista, para luego ser pastor y terminar siendo apóstol. ¡No!, el ministerio es un llamado, no una carrera. No es para estar donde tú piensas que debes estar, sino para estar donde el Señor ha pensado que estés.
2. A las personas no les gusta seguirte
Cada año que pasa esto se hace más y más obvio. Las nuevas generaciones no desean ser guiados, aunque ellos dicen manipulados. Y por más cursos de liderazgo que tomes, descubrirás que muchos no quieren seguirte. Y eso es ¡excelente!, porque tú trabajo no es lograr que te sigan o hagan lo que tú les digas, tu labor es hacerlos pensar, meditar y que deseen hacer algo para el Señor y seguirle a Él.
3. Muchos no se van por causa tuya
Muchas de las personas que se alejan de la iglesia te culparán. Pero la verdad es que ellos no se van por causa tuya, se van porque están enojados con Dios, o porque han decidido no renunciar a algo en sus vidas, o porque alguien más los convenció de alejarse de la iglesia, etc. Así que nunca tomes nada de manera personal. Siempre ora y bendice a todos, incluso aquellos que hablen mal de ti.
4. Cuida tu agenda
El ministerio es demandante, y cada vez te exigirá más y más actividades o involucramiento. Pero, ten mucho cuidado, mantén tu agenda bien planeada. Aquí te van algunos tips: Ten muchos tiempos dedicados para intimar con el Señor; ten tiempos dedicados a tu familia (y no los toques aunque te llamen); y después de estas dos áreas distribuye las actividades de la iglesia y también pon tiempo para descansar.
5. Cuida a tu familia
Esto es muy importante. Debes anteponer tu familia al ministerio. Tu familia es tu primera iglesia. Nos lo predicaron, lo hemos predicado, pero pocas veces lo hacemos. Pasamos más tiempo involucrado en la iglesia, en consejería, y poco tiempo conviviendo con la familia o aconsejándoles
a ellos. Enseñando en congresos, pero pocas veces enseñando a nuestra pareja, hijos o padres. Sirviendo a otros en la iglesia, pero pocas veces sirviendo en la casa: lavando trastes, arreglando el jardín, levantando el cuarto, etc.
Si no cuidas a tu familia, la iglesia no lo hará por ti. Si me dices que Dios cuidará de tu familia, entonces te diré ¿por qué crees que Dios te puso allí? Para que tú seas el instrumento de cuidado. Aparta tu tiempo para tu familia y no se las quites.
6. Siempre habrá alguien que te haga la vida de cuadritos
Lo digo porque generalmente esperamos que por estar sirviendo al Señor, por estar haciendo nuestro mejor esfuerzo siempre, las personas deberían agradecerlo, querernos o al menos comprendernos; pero no es así. Muchas veces no te agradecerán, no valorarán lo que hagas, pero lo que sí es seguro es que siempre habrá alguien que te sacará canas verdes.
Un buen líder siempre tendrá que lidiar con alguien así. De hecho, no llegarás a ser un buen líder si no sabes lidiar con personas así. Porque entonces no estás listo para ‘amar incondicionalmente’ a todos como predicas. O a bendecir incluso a los que te maldigan, como has predicado.
7. Los títulos impresionan, pero no a quienes deberías
Es tan fácil caer en el error de buscar impresionar a los demás con nuestros títulos, logros, números, éxitos, etc. Si tú buscas un título (Licenciatura, Maestría, Doctorado, etc.) para impresionar a los demás, te recomiendo que lo compres, sirve para lo mismo. Porque esos títulos no te servirán para cuidar, guiar y dirigir a las personas que Dios ha puesto a tu cuidado.
Y tengo que aclarar que no me refiero al conocimiento adquirido en el proceso de alcanzar el título. Siempre te será útil.
8. Ten cuidado con el orgullo
Mantente siempre enseñable, busca siempre aprender de alguien más.
Recuerda que llegó el tiempo en que sabías lo necesario para proclamar el Evangelio; hoy tú sabes más de lo que sabías cuando iniciaste; mañana sabrás muchísimo más de lo que hoy sabes y tu experiencia en el ministerio será magnífica, pero nunca llegará el tiempo en que sepas todo lo que la Biblia tiene que enseñar.
9. Cuida tu salud
Estoy comenzando a llegar a la edad de los ‘nunca’. Nunca me había enfermado así, nunca me había pasado esto. Nunca había tenido este malestar en el cuerpo. ¡Sí!, joven fui pero estoy avanzando y cada año que pasa mi cuerpo se vuelve más débil. Por tanto, debo cuidarme más.
¡Qué feo!, pero muchos cuidamos más nuestro automóvil que nuestro cuerpo. Lo mandamos al mecánico tantito hace un ruido, pero nosotros no vamos al médico cuando algo anda mal. Cuida tu salud, y máximo si eres joven.
10. Ora y lee
Cada mañana dobla tus rodillas y ora. Pero ¡hazlo! Y después de orar lee tu Biblia. ¿Crees que es tonta mi recomendación? Te responderé con otra pregunta: ¿Tienes una idea de cuántos líderes y hasta pastores conozco que en su vida han leído la Biblia completa? Tengo contacto con muchos líderes y pastores, y desde hace 19 años que soy cristiano y aún no llego a 15. ¡Sé tú uno más de mi lista! Lee tu Biblia y ora.
11. Los problemas en el grupo es algo bueno
Muchos hemos pensado que un grupo o iglesia saludable es no tener problemas. Yo he experimentado que no es así. De hecho, cuando no hay problemas en el grupo es cuando estoy seguro de que algo anda mal, porque no hay comunión. Porque cuando hay comunión, cuando los integrantes del grupo comienzan a relacionarse, a tratarse, habrá problemas porque no piensan igual, habrá diferencias, discusiones, confrontaciones, etc.
Sólo en medio de las diferencias es donde puede surgir unidad. Solo en medio de los problemas es dónde se puede descubrir lo que está mal. Así como la temperatura alta revela que hay algo malo en el cuerpo, los problemas nos ayudan a ver lo que hay mal en el grupo.
12. Te van a lastimar
Y en más de una ocasión, por tanto, debes aprender a perdonar. Primero, porque esas heridas te pueden ayudar a bendecir a otros, si lo dejas en manos del Señor, no puedes olvidar Romanos 8:28. Y por otro lado, muchas de las personas que te han herido también han buscado cambiar y mejorar, así que bendícelos y pide al Señor que les ayude siempre.
Escrito por – Julio Cruz

domingo, 8 de diciembre de 2013

Blog del Pr. Evandro Fávero: Pequeno Grupo no Ar


Sobre el Blog:
Pequeno Grupo no Ar es una página que contiene artículos, investigaciones, videos, comentarios y testimonios sobre los grupos pequeños como estilo de vida. Un blog ameno y actual.

Sobre el autor:
Pr. Evandro Fávero - Pastor en la Unión Sur Brasilera de la  Iglesia Adventista del Séptimo Día. Su objetivo es presentar artículos, noticias, textos bíblicos, comentarios y testimonios sobre el trabajo y estilo de vida de los Grupos Pequeños en la misión de Jesús: Búscalo en primer lugar (Mateo 6:33) y llevar esperanza al mundo. (Mateo 28:19, 20)." 

En twitter: @prevandrofavero


También puedes visitar su otra página: http://www.amissao.com/

jueves, 7 de noviembre de 2013

Siete tareas de liderazgo pastoral que Pablo encomienda a Tito

En el libro de Tito he encontrado estos pasajes que refieren a la tarea de liderazgo pastoral, que el apóstol Pablo encomienda a su aprendiz Tito. Todos los textos bíblicos son extraídos de la Nueva Versión Internacional:


  • Ordena el liderazgo en las iglesias fundadas: "Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombraras ancianos de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di." Tit. 1,5. 
  • Identifica y calla a los charlatanes que destruyen a las familias: "Y es que hay muchos rebeldes, charlatanes y engañadores, ... A ésos hay que taparles la boca, ya que están arruinando familias enteras..." Tit. 1,10-11.
  • Confornta a los hermanos perezosos y aprovechadores: "Por eso, repréndelos con severidad a fin de que sean sanos en la fe ..." Tit. 1,13.
  • Predica acorde a la sana doctrina: "Tú, en cambio, predica lo que va de acuerdo con la sana doctrina." Tit. 2,1.
  • Enseña a los diferentes grupos de edades en la iglesia a vivir su fe: "A los ancianos, enséñales que ... A las ancianas, enséñales que ... A los jóvenes, exhórtalos ... Enseña a los esclavos a... Esto es lo que debes enseñar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie." Tit. 2,1-15.
  • Enseña a los cristianos como conducirse ante el mundo: "Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y sumisos ante los gobernantes y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno: a no hablar mal de nadie, sino a buscar la paz y ser respetuosos, demostrando plena humildad en su trato con todo el mundo." Tit. 3, 1-3
  • Amonesta al que predica falsas enseñanzas: "Al que cause divisiones, amonéstalo dos veces, y después evítalo." Tit. 3, 10


Al ver esta lista de tareas que Pablo encomienda a Tito ¿como evalúas tu liderazgo pastoral?
- ¿Has sido confrontado con cada una de estas tareas?
- ¿Cuáles son las tareas que hoy hemos dejados de enfatizar? Y, ¿por que?
- ¿Cuáles puntos quisieras reforzar o redescubrir en tu liderazgo pastoral?

En la parte inferior de esta pagina puedes compartir una respuesta a nuestro comunidad de líderes y pastores.


martes, 5 de noviembre de 2013

Las 25 características bíblicas de un líder y pastor



En las cartas pastorales hay dos listas de características para el obrero, que Pablo envía a Timoteo y a Tito, y que encontramos en 1 Timoteo 3:1-15 y Tito 1:5-9:

1. Sin reproche (irreprensible) (1 Ti 3:2; Tt 1:6)
2. Marido de una sola mujer (1 Ti 3:2; Tt 1:6)
3. Prudente (1 Ti 3:2)
4. Sobrio (Tt 1:8)
5. Hospedador (1 Ti 3:2; Tt 1:8)
6. Apto para enseñar (1 Ti 3:2)
7. No dado al vino (1 Ti 3:3; Tt 1:7)
8. No violento, sino amable (1 Ti 3:3)
9. No pendenciero (1 Ti 3:3)
10. No avaro (1 Ti 3:3)

11. Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (1 Ti 3:4; Tt 1:6)  
12. No un neófito (1 Ti 3:6)
13. Que tenga buen testimonio ante los de afuera (1 Ti 3:7)
14. Honesto (1 Ti 3:8)
15. Sin doblez (1 Ti 3:8)
16. No codicioso de ganancias deshonestas (1 Ti 3:8; Tt 1:7)
17. Que tenga hijos creyentes (Tt 1:6)
18. Retenedor de la palabra fiel (Tt 1:9)  
19. Que pueda exhortar a otros con sana enseñanza (Tt 1:9)
20. Que pueda convencer a los que contradicen (con sana enseñanza) (Tt 1:9)
21. No soberbio (Tt 1:7)
22. No iracundo (Tt 1:7)
23. Amante de lo bueno (Tt 1:8)
24. Justo (Tt 1:8)
25. Dueño de sí mismo (Tt 1:8) 11

Esta es una lista de requisitos para el liderazgo de ancianos y diáconos para la iglesia local, adaptada de la Biblia, versión Reina-Valera 1960. Estas características describen las cualidades del carácter, las actitudes y las habilidades ministeriales que debe poseer un pastor.

¡Que Dios nos ayude mediante su gracia y misericordia a ser siervos con estas 25 características!


Fuente: Liderazgo Pastoral

jueves, 3 de octubre de 2013

Pr. A. Bullón: Compartir a JESÚS es TODO

El pastor Alejando Bullón expone el método de Cristo para tener éxito en la ganancia de almas: EVANGELISMO POR AMISTAD.


Ver videos

1. ¿Que reino estamos construyendo?

2. El Sueño de Dios



3. El por qué de la Misión


4. Por qué debes llevar almas para Cristo

5. ¿Cómo deseaba Jesús Evangelizar el mundo?

6. El método de Cristo

7. Un desafío a los líderes


¡Que Dios los bendiga!


miércoles, 14 de agosto de 2013

El pastor y la salud mental

Una mal manejo de la salud mental enferma. El estrés mal manejado general angustia, ansiedad y frustración. Los traumas no tratados generan fobias, obsesiones y actitudes compulsivas. Trastornos bioquímicos pueden generar problemas mentales serios.

por

Que Dios los bendiga!




martes, 16 de julio de 2013

Los peligros del ministerio 2

Continuamos con la segunda parte del artículo que empezamos a ver antes de ayer. Se trata de tener presente los peligros que el ministerio cristiano conlleva, no tanto porque necesaria e inevitablemente vayamos a caer en ellos; sino más bien porque ser consciente de ellos nos puede ayudar a evitarlos y/o saber como luchar contra ellos. En primer lugar, estuvimos viendo que es vital vigilar nuestro propio corazón, cuidar nuestra vida de oración, alimentar a diario nuestra comunión con Dios. Hoy veremos lo que no debemos hacer, pues ahí es donde precisamente yace el peligro que acecha a toda persona que de una manera u otra se dedica al ministerio.
A menudo, el ministerio (como otras áreas de la vida) se mide en términos de éxito o fracaso; y como consecuencia, el catálogo de libros cristianos que abordan esta temática no deja de crecer por momentos: Destinado al éxito, Las 7 claves del éxito, Cómo superar el fracaso y atraer el éxito, etc. Pero el éxito por sí solo puede ser una trampa mortal o una jaula dorada. De hecho, como le ocurre algunos artistas o autores, podemos morir de éxito cuando éste se ha convertido en un fin en sí mismo y no la consecuencia de una vida o ministerio donde el fin es Dios mismo y no la actividad que podamos hacer por él.
2. No te dejes llevar por el éxito
Lo segundo—y erróneo— que puedes hacer es no depender de la oración y de tu relación con Dios, sino dejarte llevar por el aparente éxito y efectividad de tu actividad ministerial. Cuando esto ocurre, empiezas a apoyarte más en tus dones espirituales que en la gracia espiritual. De hecho, puedes confundir la efectividad de los dones espirituales con la acción de la gracia espiritual en tu vida.
Los dones son habilidades que Dios nos da para servir y cubrir las necesidades de otras personas en el nombre de Jesucristo: hablar, dar ánimo, servir, evangelizar, enseñar, liderar, administrar, aconsejar, discipular, organizar. La gracia espiritual, a menudo referida como el fruto espiritual, son las bondades del carácter: amor, gozo, paz, humildad, amabilidad, dominio propio. Los dones espirituales es aquello que hacemos; el fruto espiritual es lo que somos.
A menos que entiendas lo realmente importante que es un carácter moldeado por el evangelio y la gracia para un ministerio eficaz, tratar de discernir y hacer uso de tus dones espirituales al final puede acabar siendo una losa para tu ministerio. Un peligro realmente terrible es que veamos nuestra actividad y éxito en el ministerio como si en sí mismo fuera una evidencia de que Dios está con nosotros o como un medio para ganarnos su favor y, de alguna manera, demostrarnos a nosotros mismos que, efectivamente, así es.
Si tenemos presente el evangelio en nuestros corazones y nos alegramos en nuestra justificación y adopción, entonces llevaremos a cabo nuestro ministerio como un sacrificio de acción de gracias—y lo que resultará de ello será un ministerio caracterizado por el amor, la humildad, la paciencia y la ternura. Pero si lo que nuestros corazones buscan es la auto-justificación, y lo que deseamos es controlar a Dios y a los demás demostrando lo mucho que valemos por todo lo que hacemos a través de nuestro ministerio, acabaremos identificándonos demasiado con nuestro ministerio y lo haremos una extensión de nosotros mismos. Enseguida se disparará la luz roja de alarma con las primeras muestras de impaciencia, irritabilidad, orgullo, sentimientos de ofensa, envidia y vanagloria. Nos obsesionaremos, viviremos atemorizados y seremos o demasiado tímidos o demasiado duros [en nuestro trato con los demás]. Y cuando no estemos a la vista de todo el mundo, a lo mejor empezaremos a dar rienda suelta al pecado en secreto.
Lo que estas señales delatan es que el ministerio como una mera función [como quien actúa de cara a la galería] nos está agotando y realmente está sirviendo como tapadera a nuestro orgullo. Un orgullo que se manifiesta de dos formas posibles, ya sea auto-engrandeciéndonos o aborreciéndonos a nosotros mismos, porque en el fondo sabemos que somos un fracaso. ¿Cómo llegamos hasta este punto? Normalmente, tu vida de oración és prácticamente inexistente, o has estado alimentando un espíritu de resentimiento contra alguien a quien todavía no has perdonado, o tus deseos sexuales están fuera de control. Aún así, te involucras en algún tipo de actividad ministerial que demanda de tus dones espirituales. Empiezas a servir y a ayudar a otras personas, y enseguida te sientes reafirmado porque la gente reconoce las grandes cosas que estás haciendo. Ves el efecto que tiene tu ministerio y concluyes que Dios está contigo. Pero la verdad es que Dios estaba ayudando a alguien a través de tus dones, a pesar de que tu corazón estuviera muy lejos de él.
Al final, si no haces algo para remediar la falta de fruto espiritual en tu vida y, por el contrario, decides continuar construyendo tu identidad en base a tus dones espirituales y la actividad ministerial, pronto llegarás al colapso. Acabarás haciéndole daño a alguien o caerás en algún tipo de pecado que desmontará tu credibilidad. Y todo el mundo, tú entre ellos inluído, se sorprenderá; pero no debería sorprenderte. Los dones espirituales sin fruto espiritual son como una rueda que poco a poco va perdiendo aire.
Por lo tanto, vamos a tomarnos en serio la tarea de auto-examinárnos a nosotros mismos. ¿Está muerta nuestra vida de oración aunque todavía seamos efectivos en el ministerio? ¿Luchamos con el sentimiento de que no se nos tiene demasiado en cuenta? ¿Nos sentimos a menudo heridos? ¿Experimentamos ansiedad y falta de gozo en nuestra ocupación? ¿Somos especialmente críticos con otras iglesias, pastores o gente con la que trabajamos? ¿Sentimos pena [con una actitud victimista] de nosotros mismos?
Si podemos detectar alguna de estas actitudes, es posible que tengamos un ministerio efectivo y aún exitoso, pero se trata de algo completamente vacío y, probablemente acabaremos viniéndonos abajo o condenados a producir resultados superficiales. Abraham Kuper escribió que el fariseísmo es como una sombra—más profunda y alargada cuanto más cerca se está de la luz. El ministerio cristiano cambia a la gente. Nos puede hacer mejor o peor cristianos de lo que seríamos si no estuviéramos en el ministerio, pero nunca nos dejará como estábamos… como si no hubiera pasado nada.
Más o menos por estas fechas hace un año, Felipe Assis (amigo y pastor que vive en la ciudad de Miami) escribió un artículo titulado Urban church planting will tear you apart! Por aquél entonces, como ya compartí en la entrada anterior, yo y mi familia estábamos en plena mudanza y estábamos a punto de entrar en lo que hasta la fecha ha sido la etapa de cambios más radical que jamás hemos vivido. El post de Felipe me llamó mucho la atención y pensé que a los pocos días iba a traducirlo y colgarlo en este blog. Ha pasado un año. Efectivamente, estar involucrado en el nacimiento de una nueva iglesia (especialmente en el contexto de una ciudad global como Barcelona) puede acabar por “romper” a cualquiera.
Pero no hace falta ser un “urban church planter” o estar de manera “oficial” en el ministerio. Es verdad que, principalmente, es a ese tipo de audiencia al que tanto Keller como Assis dirigen sus respectivas reflexiones. Pero al final, como ya compartí en la primera parte de esta reflexión, no importa demasiado que actuemos como voluntarios, pastores o miembros comprometidos en la vida y el ministerio de una congregación, porque cuando servimos y ayudamos a los demás, no podemos evitar que, a su vez, esto tenga un efecto en nuestras propias vidas. El ministerio nos cambia, y lo hace de tal manera que nos hace ser mejor o peor cristianos, pero nunca nos deja igual que estábamos. Así que la única manera de asegurarnos de que ese cambio sea para mejor, será manteniendo una actitud alerta, vigilante, guardando nuestro propio corazón y no dejándonos llevar por el aparente éxito que podamos estar disfrutando en nuestro ministerio. Por supuesto, la otra cara de la moneda en esto último sería desanimarnos por el aparente fracaso de nuestro ministerio. Igualmente, en ambos casos la medida estaría (erróneamente) puesta en los dones o habilidades en lugar de en el fruto de un carácter que va madurando espiritualmente.

Fuente: Kerigma . Net

lunes, 8 de julio de 2013

Los peligros del ministerio 1

En los últimos 12 meses, mi vida ha dado un vuelco. Son contadas las ocasiones en las que a lo largo de la vida utilizamos esta expresión para referirnos a una etapa clave de nuestra historia particular. Al casarnos, cuando nace el primer hijo, al sufrir la muerte de un ser querido, al divorciarnos, al padecer una enfermedad terminal… Algunos de estos vuelcos o cambios, son totalmente inesperados, otros, los vemos venir… incluso los planificamos. Pero, casi siempre el resultado acaba siendo distinto de lo esperado.
Más o menos por estas fechas, el año pasado mi familia y yo nos trasladamos a vivir a Barcelona. No fue un cambio radical (como otros que ya hemos experimentado) de un país a otro, ni siquiera de una provincia a otra. Sólo nos hemos desplazado unos 40 Km; de Vilafranca del Penedés al distrito 22@ de la ciudad de Barcelona. Sin embargo, el cambio ha sido, en varios sentidos, mucho más radical que en otras ocasiones.
En los últimos 12 meses, la vida nos ha dado un vuelco y no tanto porque hayamos cambiado de vivienda, o los niños hayan cambiado de colegio, de barrio y de ciudad -como de hecho así ha sido- o porque haya tenido que cambiar mi rutina de trabajo (al cambiar de ministerio)… todo eso puede contribuir en mayor o en menor grado; pero nunca es determinante. De hecho, a lo largo de este año han ocurrido algunas de las cosas que antes mencionaba como eventos que pueden marcar de forma especial una etapa en nuestras vidas, pero ninguna de las cosas que nos puedan llegar a pasar serán, en último término, determinantes si el elemento clave de nuestra existencia es Dios. El problema está cuando el cambio que se produce (por pequeño e imperceptible que sea) es, precisamente, en nuestra relación con Dios.

Entre ésta y la siguiente entrada, voy a compartir un artículo (originalmente escrito por Tim Keller y adaptado por el equipo de The Resurgence) en el que el pastor de Manhattan nos habla de los peligros que conlleva el ministerio cristiano. Desde que lo leí hace un par de días, me vi reflejado a mí mismo en varios aspectos a lo largo de estos doce meses; tratando de luchar contra los cambios que se habían producido en mi vida y en la vida de mi familia debido a la presión, la carga, el desafío y las nuevas dinámicas que se generan a partir de una nueva etapa de ministerio.
Aunque el artículo se dirige principalmente a personas que (como yo) nos dedicamos a pleno tiempo al ministerio cristiano, estoy seguro que cualquier persona que lo lea (indistintamente de cual sea su ocupación) podrá sacar provecho de lo que en realidad es una versión condensada de un artículo mucho más extenso que podéis leer en su totalidad (en inglés) siguiendo este enlace.
Según Keller, el ministerio tiene la capacidad de cambiarnos. Ya sea que actuemos como voluntarios, pastores o miembros comprometidos en la vida y el ministerio de una congregación, cuando servimos y ayudamos a los demás, no podemos evitar que esto, a su vez, tenga un efecto en nuestras propias vidas. El ministerio nos hace ser mejor o peor cristianos, pero nunca nos deja igual que estábamos.
Espero que este breve artículo pueda ser de tanta ayuda a otros como ha resultado serlo para mí estos últimos días. Y ahora, sin más os dejo con la traducción y adaptación de esta importante palabra de advertencia y estímulo.
Siempre es gratificante ver cómo alguien se vuelve activo en el ministerio de la iglesia, en lugar de permanecer como un mero consumidor de productos espirituales. No hay nada que te pueda llenar más que ver vidas tocadas y cambiadas a través de tu ministerio, ya sea que actúes como voluntario, líder, ministro o empleado [de una iglesia u organización cristiana].
Pero la Biblia nos llama a ser cautos. Por su propia naturaleza, el liderazgo cristiano implica exaltar la gloria y la hermosura de Dios por encima de cualquier otra cosa. Significa señalar [o hablar] acerca del valor y la hermosura de Dios para que otros la vean, aún cuando tu propio corazón se muestre insensible e incapaz de captar nada del amor y de la gloria de Dios. Como alguien que está llamado a servir a otros, ¿cómo sobrevivirás cuando te ocurra esto? A continuación, dos cosas que podemos recordar.
1. Vigila tu propio corazón
Lo primero—y más apropiado—que debes hacer es vigilar tu propio corazón con mucha más diligencia de lo que lo harías si no estuvieras en el ministerio, así como también debes ser muy disciplinado a la hora de guardar un tiempo de forma regular para la oración diaria.  Estos momentos ayudarán a que tu corazón entre en calor en lo que se refiere a Dios. La oración puede avivar la llama de esa realidad, permitiéndote hablar a los demás a partir del sustento diario que recibes de Dios.
A pesar de ello, podrías continuar sintiendo que tu corazón está espiritualmente seco o muerto por un largo período de tiempo. En tal caso, convendrá que mantengas aún con mayor constancia y diligencia tu tiempo de oración.  Reconoce con humildad tu sequía espiritual ante Dios y toma la determinación en tu corazón de confiar en él y buscarle a pesar de y durante todo ese tiempo. Actuar de esta forma es en sí mismo un gran paso de crecimiento y madurez espiritual. Si en lugar de evitar la oración, le hablas a Dios de tu sequía espiritual, lo que haces es recordar tu debilidad y lo mucho que dependes de su gracia para absolutamente todo. Se trata de volver a poner en su lugar lo importante  y precioso que es permanecer en Cristo.
continuará…

lunes, 3 de junio de 2013

Pastor… ¿puedo ayudarle en algo?

Traducción y adpatación de la segunda entrega de la serie sobre las dificultades en el ministerio pastoral que John Catanzaro inició hace unas cuantas semanas en theresurgence.
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Pastor, ¿cómo puedo ser de ayuda? Esta era una pregunta que muchos miembros de su congregación le preguntaban a Charles Haddon Spurgeon, el más grande de los predicadores del reavivamiento del s. XIX.  Su respuesta era [que la mejor ayuda que podían prestarle pasaba por ser o llegar a ser] una iglesia establecida en el servicio y en la oración. Su ministerio se convirtió en el más grande  ministerio evangélico basado en la oración en toda [la historia de] la iglesia cristiana desde el tiempo de la era apostólica.

¿Cómo ayudar al pastor?

1. Entiende. La primera manera en que podrás ser de ayuda a tu pastor es desarrollando la capacidad de entender y ser sensible a la presión y a las demandas del ministerio pastoral.
2. Ora. En segundo lugar, ora por tu pastor. Un ministerio activo de oración en apoyo a la tarea que el pastor realiza a favor del evangelio, es fundamental para la salud del pastor y del resto de la iglesia.
3. Crece. En tercer lugar, madura en la fe. Crece y esfuérzate en preservar la obra que Dios realiza en tu entorno más inmediato. No contribuyas a la confusión, la murmuración y a las actitudes resentidas. Ponte a trabajar, sirve, contribuye económicamente; pues todo ello es vital para la salud de la misión que tenemos de proclamar a Cristo en la comunidad [local] y [de allí] al resto del mundo.
4. Lidera. Finalmente, la fe en acción es servir a otros, dejando a un lado intereses personales, y de esta manera apoyar al ministerio de la iglesia. No se trata sólo de participar de algún ministerio, sino de trabajar activamente junto con el liderazgo para propiciar que el ministerio avance de una forma saludable, hasta el punto en el que llegues a ser tú mismo ¡un predicador [del evangelio] de Cristo!
Tus pastores pueden llegar a agotarse física, emocional y espiritualmente. De Nuevo, C.H. Spurgeon comparte sus aflicciones y pruebas a lo largo de su ministerio, para demostrar que era [precisamente] en su debilidad que el poder de Cristo era magnificado.
Spurgeon sufría de agonía espiritual, [sufría también a causa] de las calumnias y el desprecio, por la carga de la predicación, [sufría] episodios de [profunda] depresión emocional, [sufría] por la carga del ministerio, y enfermedades físicas [como] la gota, alta presión sanguínea y una afectación en los riñones.

Salvado de mucho, llamado a mucho

Su trayectoria empezó en la base misma del sufrimiento y con sus propias palabras nos pinta un cuadro muy claro de la agonía [que experimentó] antes de su conversión. “La justicia de Dios, como un arado, me partió el espíritu,” escribía. “Estaba condenado, acabado, destrozado–perdido,   impotente, desesperado—Pensaba que ante mí lo que tenía era el infierno… Oré, pero no encontré la paz como respuesta, y así estuve por largo tiempo, por lo tanto [...]” Por lo tanto, a través de su vida [Spurgeon] aclara que cualquiera que fuera la dificultad o sufrimiento que encontrara en el ministerio, éste no era [ni de lejos] comparable a la devastadora amargura en el alma que experimentó antes de vivir para Jesús. Esto le enseñó a buscar la santidad y a detestar una vida de pecado.

La calumnia y el desprecio vienen en el paquete

Durante los primeros años de su ministerio, sufrió de forma intensa la calumnia y el desprecio. Su respuesta a todo esto fue: “Si realmente soy capaz de decir que treinta años atrás fui sepultado con Cristo, entonces es que estoy muerto realmente. Al parecer, eso es lo que el mundo [también] pensó, pues no pasó mucho tiempo después de ser enterrado con Cristo que empecé a predicar su nombre, y por aquél tiempo el mundo ya me daba por bien  muerto e incluso decían “hiede.” Empezaron a decir de todo acerca del predicador; pero cuanto más les ofendía mi hedor, mejor me sentía, pues así estaba más seguro de que realmente había muerto para el mundo.”

El abrumador efecto de la calumnia

Leemos una vez más cómo Spurgeon habla sobre el efecto emocional que sobre él producían [la crítica], el desprecio y la calumnia: “A menudo he caído postrado de rodillas, con el sudor empezando a abrasarme la frente tras [escuchar o leer] la última calumnia levantada contra mi; prácticamente se me partía el corazón por la tristeza y la agonía que aquello me producía; … [Con todo] creo que puedo decir de corazón que  si el ser considerado no menos que el lodo, el hazmerreír de los necios y la burla de los borrachos, si ello me hubiera de hacer más servicial a mi Señor, y más útil a su causa, [sin duda] lo prefiero antes que toda la multitud [de esta congregación], o todo el aplauso que los hombres puedan dar.”
No contribuyas al sufrimiento de tus pastores con la murmuración, hablando mal [de ellos] o de forma que denigre [su ministerio]. Al contrario, salta a las trincheras con ellos!
Continuará
Por cierto, hay que ver lo difícil que resulta traducir/adaptar al señor Spurgeon (espero no haber “deformado” demasiado el sentido original de sus palabras; para tu tranquilidad, puedes leer el original de este artículo aquí).

Fuente: Kerigma Net

domingo, 26 de mayo de 2013

Seminarios para ancianos y líderes - Descargar



Entendiendo que los ancianos de las iglesias locales también son pastores. A continuación presentamos tres seminarios preparados por:
  1. Pr. Gluder Quispe, peruano - "Liderazgo QUIPA"- 
  2. Pr. Víctor Choroco, peruano - "El Anciano de Iglesia"
  3. Pr. Jonas Arrais, brasilero - "Se Busca un buen pastor" (Adaptado de su libro Se Busca un Buen Pastor)
¡Que lo disfruten!

viernes, 26 de abril de 2013

jueves, 11 de abril de 2013

Blog del Pr. Oscar Mendoza Orbegozo: Estudios Bíblicos

Dirección del blog: http://oscarsmendoza.blogspot.com/

Sobre el autor:
Oscar Mendoza Orbegoso. Oriundo de Perú y egresado de la Facultad de Teología de la Universidad Peruana Unión, SALT-Perú. Actualmente es Pastor asociado de la Iglesia de Miraflores, habiéndose desempeñado el año pasaso como Capellán del Colegio Adventista Miraflores, en la misma Asociación Peruana Central Sur, Lima. Es miembro activo de la Asociación de Escritores y Escritoras Adventistas de Habla Hispana. Ha desempeñado responsabilidades como Redactor, Jefe de redacción, Editor, Director y miembro del Consejo editorial en revistas especializadas. Como escritor, ha publicado varios artículos académicos en revistas de Teología. Tiene un profundo interés sobre Apocalíptica bíblica, Hermenéutica bíblica, Teología bíblica-sistemática y Problemas teológicos en el cristianismo contemporáneo.

Sobre el blog:
Un blog rico y copioso en material teológico. No tiene mucho tiempo en la red pero muchos ya están disfrutando de sus publicaciones (algunas de su autoría y otras compiladas de autores reconocidos en el mundo adventista). Consideramos de gran valor el trabajo que viene realizando y esperamos que puedas disfrutar de las bendiciones que Dios da a través del espacio: ESTUDIOS BÍBLICOS 


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